Hegemonía, ¿Estados Unidos o China?

George H. Bush y Gorbachov en 1991.

Leo a Harari, Byung-Chul Han, Zizek, de reojo a Noami Klein, y me percato de un panorama poco alentador en términos políticos.  En el presente año estará en juego todo (todo) sin discriminación alguna: auge de nuevas hegemonías, el “capitalismo liberal” y la libertad individual de los seres humanos como consecuencia del carácter, tantas veces anunciado, del estado totalitario. El intervencionismo, por su parte, buscando nuevamente la astuta lógica de la posibilidad.

De lo anterior, que si Estados Unidos o China, ¡pregunta manoseada!, pero es que la geopolítica se toma su tiempo. Para los teóricos tras la praxis, cuestión clara, si Washington se sigue imponiendo hegemónicamente en el orbe, seguiremos teniendo una medida no menor de libertad individual, reflejada en un país que tiene una Declaración de Independencia con valores cristianos muy nobles escrita por los Padres Fundadores, entre ellos, Thomas Jefferson. O, cuan si de un cuadrilátero se tratase, en la otra esquina, un país asiático maoísta-materialista que cumple avanzadamente su Gran Salto Adelante o la deseada Revolución Cultural, la República Popular China, bajo la dirección del Partido Comunista fundado por Mao Zedong. En el camino, eso sí, coartando la libertad individual como si del Antiguo Régimen estuviéramos hablando. 

En términos per cápita, militares y políticos, EEUU sigue siendo quien comanda, momentáneamente, el orden mundial (mirando siempre de reojo desde la crisis subprime del 2008-2009). La pregunta es, ¿Cómo hizo el país norteamericano para ser protagonista? Respuesta clara, ganó la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y se preocupó de establecer lazos comerciales por el mundo, todo esto, qué duda cabe, con muy mala fama mediática. Lo dicho no es dislate, tampoco broma y se menciona con precaución. Estados Unidos entra en guerra el 1941, luego de que Japón bombardeara su base naval Pearl Harbour, “me temo que hemos despertado a un gigante dormido y le hemos obligado a tomar una terrible resolución”, mencionaba el Almirante japones, Isoroku Yamamoto. Consciente, no erraba, el 6 y 9 de agosto de 1945 los norteamericanos mostraban exclusivamente el poder de la energía nuclear, lanzando dos bombas mortales en Hiroshima y Nagasaki, dando así el término al Imperio japones y la victoria de la guerra. Luego, la gran disputa de la Guerra Fría, que si capitalismo o comunismo, aunque la Unión Soviética se adelantó en la Carrera Espacial y, además, tenía todo el populismo de su parte, la ideología completa que representaba a la izquierda de ese entonces muere, cuando se cae el muro de Berlín, o, como dirían algunos, cuando lo levantaron. De más esta mencionar las horrendas hambrunas, muertes y trabajos forzados en los Gulag, perseguimiento político, en fin, Aleksandr Solzhenitsyn[1] podría darlos una lección de aquellos. Siendo breve, la desintegración de la URSS el 1990 les daba otra medalla a los Estados Unidos, Eurasia se independizaba y la inminente Rusia abrazaba el capitalismo en manos de Gorbachov. Lazos comerciales, ni hablar, bastaría ver las cosas que ocupamos cotidianamente para darnos cuenta de la gran empresa que es Norteamérica (antes del made in China, lógico).

El poder hegemónico de Washington se pagó caro, principalmente con mucha sangre de por medio, es decir, dos horribles guerras. Pero el mundo cambia, ejemplo, de Harari aprendemos que eso de las guerras ya se ha superado, de momento, y que es más factible que dos países como Israel e Irán se sienten a negociar antes de que insistentemente se empiecen a bombardear unos con otros, calculo simple, llevamos casi ocho décadas de “paz”. Entonces, el termino de superpotencia ya juega otros factores y no solo uno económico militar, sino también, la reputación de un país, su capacidad de desarrollo (de todo tipo), sus relaciones comerciales, su orden interno, su capacidad de negociación, etc. En medio de todo lo anterior, se ubica lentamente China intentado suplir el podio. 

China, hogar de casi una quinta parte de la población mundial. Cuarenta años de crecimiento económico, con un promedio de casi el 10% al año, ha transformado al país en un líder mundial en tecnología y fabricación. Si mencionamos algunos logros, debemos nombrar: tiene el comercio más grande del mundo, tiene seis de las megaciudades a nivel global, ha aterrizado un rover espacial en el lado opuesto de la Luna, líder mundial en inteligencia artificial, tiene un tercio de los unicornios corporativos del mundo, líder mundial en energías renovables (pero también en emisiones), alto crecimiento del PIB, representa más de la mitad de las ventas mundiales de automóviles eléctricos, se caracteriza por la famosa “ruta de la seda[2]”, etc, etc, etc.

Su buena posición económica le ha hecho salir normalmente bien de la actual pandemia (a pesar de que este país haya sido el epicentro del virus), de hecho, según el Fondo Monetario Internacional, de un 80% de los países del mundo la potencia asiática es la única que crecerá el año 2020 en torno al 1.2% en medio de la recesión mundial[3], en contraposición a Norteamérica que aun batalla con la pandemia de manera “desglobalizada” para luego recién retomar la senda económica, al igual que Europa. 

Crónica de una muerte anunciada, avance de un gigante dictatorial, vigilancia total gracias al feudalismo digital, en definitiva, se rumorea y con razón, el decaimiento del liberalismo occidental. La incertidumbre está en si próximamente intentamos levantar un nuevo «contrato social» o simplemente esperamos el avance despiadado del «Leviatán». Lo cierto es que, Thomas Hobbes no erraba, cuando asemejaba el estado moderno con ese monstruo bíblico mencionado en el libro de Job: "Nadie hay tan osado que lo despierte... De su grandeza tienen temor los fuertes... No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios[4]".


[1] Aleksandr Solzhenitsyn, Archipiélago Gulag, 1973.
[2] https://es.weforum.org/agenda/2019/07/china-en-numeros-diez-hechos-que-ayudan-a-entender-la-superpotencia-hoy/
[3] https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=13190
[4] Job 41


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