La historia un devenir, ¿Que nos depara el futuro?

Un anonadado Ceaușescu no da crédito a lo que ve y oye.


Escuché a Antonio Eschotado, un destacado filósofo español, decir que el futuro le importaba bien poco, que lo que el interesaba realmente era el presente, su estado actual permanente en la tierra segundo a segundo. Seguramente, su crítica disimulada iba hacia quienes, de forma descontrolada, se hacen así llamar futurólogos y ejercen la profesión de manera desmedida.  

A mi parecer, al ser humano le debe concernir no solo el presente, sino también, el pasado y el futuro. Lo primero para aprender y lo segundo para prevenir, el presente, sin embargo, para considerar. 

En la Edad Media, la Iglesia católica romana cometió actos barbáricos con fines políticos y religiosos, en la Edad Contemporánea, el comunismo dejó millones de muertes en busca de la deseada utopía, el paraíso en la tierra. La humanidad, a pesar de todo, pudo superar los actos cometidos en la Edad Media a través de una reforma religiosa -protestantes- con cuna en Alemania y que iba a dividir el poder romano en manos de un monje católico -Martin Lutero- y, además, pasamos por un período de ilustración o de la razón junto a personas como René Descarte «Cogito ergo sum[1]» y Jean-Jacques Rousseau «El contrato social[2]», de esta forma el poder de la Iglesia se desintegraba lentamente. El comunismo, a pesar de su excelente revolución del 1917 (nunca se había visto una concentración como la que obtuvo Lenin), fracasó de forma abrupta, un ejemplo visible de esto, lejos de cuestiones ideológicas o económicas, fue el último discurso del dictador rumano, Nicolae Ceaușescu, que aún se puede ver su cara de atónico en YouTube[3] mientras el pueblo lo rechazaba desde su balcón en vivo mientras todo era transmitido por la televisión de Rumania; ojos como platos, helado, sin crédito a lo que ve y oye, mientras su esposa, Elena Ceaușescu, le decía que prometiera más kilos de carne a la dieta. Luego, fue sentenciado a un tribunal para más tarde ser fusilado junto a su mujer. Así culminaba uno de los tantos marxistas del siglo XX.

Se dice que la historia es un devenir, ejemplo de esto es el regreso de los grupos nacionalistas, el carácter de imperio de las actuales potencias -Brexit-, divisiones religiosas y el retorno a ideologías otrora. De ahí nos preguntamos, ¿Qué nos espera el futuro? Mi respuesta es clara, debemos tener tres tipos de horizontes, uno en términos de meses, otro en décadas y el siguiente mas proyectado hacia el futuro. 

Si pensamos en términos de meses, probablemente tendríamos que centrarnos en problemas inmediatos como los disturbios en Oriente Medio, el retroceso del cristianismo en términos políticos e históricos y la crisis de los refugiados en Europa, la desaceleración de China y el apalancamiento de los Estados Unidos. Si pensamos en términos de décadas, el calentamiento global, una muy marcada desigualdad y la disrupción del mercado laboral gracias a las nuevas tecnologías.

Ahora, si lo analizamos desde un horizonte mucho más profundo, no se puede ignorar el dogma universal de la ciencia, tal es que, «los seres humanos son algoritmos y que la vida es un procesamiento de datos». Es decir, la religión basada en el dataísmo. Espero que, para ese entonces, todos estemos listos para esa conversación.


[1] «Cogito ergo sum», «Pienso, luego existo», es una frase de René Descartes que da inicio a la filosofía moderna.
[2] «El contrato social», escrito por Rousseau es uno de los libros que inspiraron la Revolución Francesa y el decaimiento del Antiguo Régimen.
[3] https://www.youtube.com/watch?v=wWIbCtz_Xwk&t=180s

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